Un año pagando los platos rotos

Hace justo un año, avistábamos la situación que se cernía sobre la Hostelería de nuestro país. Hoy, un año después, seguimos lamentando el descontrol que se viene aplicando para con este sector, con diecisiete criterios diferentes, a los que debemos añadir un dieciocho: los vaivenes de la propia Administración Central. Lo que es bueno para esta Comunidad, no lo es para su vecina. Y viceversa.

Ha pasado un año y no se ha logrado fijar una línea común de actuación para con nuestros bares, entre otras razones, quizá, porque no existe un estudio basado en análisis científicos, que demuestren la incidencia de los mismos en la propagación del virus. Y si nos apuran, cabe aventurar que el consumo controlado del interior de un bar, ha sido sustituido por las reuniones incontroladas en los propios domicilios o espacios públicos.

Así las cosas, seguimos dando palos de ciego y desconocemos hasta cuándo se va a eternizar esta situación. Os dejamos la publicación que hicimos hace un año, advirtiendo lo poco que han cambiado las cosas en el tiempo transcurrido:

29/10/2020 «Si no recuerdo mal la cifra, son 280.000 bares y restaurantes los existentes en España. Estos generan en 12% del Producto Interior Bruto del país (PIB) y aproximadamente dan trabajo al 13% de la población activa. Además de los indicadores económicos dichos, los bares, restaurantes, cafeterías, pubs, etc.etc. cumplen con una función social única en el país. La sociedad española busca en estos establecimientos convivir con sus iguales, socializar con los amigos, evadirse de otros problemas y pasar, en definitiva, un tiempo diferente al quehacer diario. Por unas y otras razones, no cabe duda de que el sector es uno de los pilares fundamentales de la economía y de los hábitos de la sociedad española.A raíz de lo sucedido ayer, con las propuestas formuladas por el Gobierno, da la sensación de no haber existido mucha planificación en la resolución de la crisis para el sector hotelero. Tampoco ha existido el dialogo debido con los interlocutores adecuados -si hacemos caso a los portavoces de estas Organizaciones- a la vista del resultado.

El propio presidente de la Hostelería española, ha mostrado públicamente sus quejas por haber sido ignorada su Asociación, pese a estar trabajando desde el principio en aportar ideas y soluciones para cuando llegase el momento de ir reabriendo los establecimientos. No me consta que se haya tenido reuniones -al menos no han trascendido- con los representantes sindicales de los trabajadores.Sea como fuere, la situación de la Hostelería española en este momento, es catastrófica. Y lo que es peor: reina la incertidumbre, las dudas, los interrogantes… entre todos los afectados. La resolución de los ERTES se eterniza. Los trabajadores no saben cuándo y cómo van a percibir sus salarios. Los ICOs prometidos a bombo y platillo, no acaban de llegar a las entidades bancarias con la urgencia que el asunto requiere. En esta situación, nos llega ayer la propuesta del 30% de ocupación para las terrazas. Nada sabemos de los establecimientos que carezcan de ellas. Quiénes hayan formulado la misma, no tienen idea aproximada de lo que abrir un local de hostelería conlleva. Con ese 30%, el dueño del bar no tiene ni para pagar los gastos fijos que el negocio ocasiona. Queda ahora otro 30% para abonar las mercaderías y el resto para atender otras obligaciones -fiscales, bancarias, etc- así como los propios ingresos del dueño del negocio.

Habrá quien piense que interesa, en estas circunstancias, permanecer cerrados.Entendemos que la situación originada por el COVID-19 es inédita. Desgraciadamente conocemos el efecto multiplicador que el virus tiene en los contagios que está sufriendo la sociedad. Por tanto, nadie tiene recetas para una salida escalonada del problema. Pero todo lo anterior no es obstáculo para que las cosas se puedan hacer mejor. Hay que oír a las partes afectadas. Hay que gestionar recursos con mayor rapidez de lo que estamos viendo. Llevamos ya más de cuarenta días en los que siguen existiendo serios problemas sanitarios: las mascarillas son insuficientes; los tan reclamados test del coronavirus no acaban de hacerse a la población; los sanitarios siguen contagiándose en una cifra que ronda los 30.000 y si bien es cierto que el ritmo de crecimiento del contagio se ha reducido -merced a esos cuarenta y tantos días que nos tienen confinados y al impagable trabajo de los sanitarios- y que los fallecidos descienden respecto a semanas anteriores, no es menos cierto que la gente sigue contagiándose y que los muertos siguen produciéndose, desgraciadamente.

Por si fuera poco, las medidas laborales no acaban de explicitarse correctamente y el dinero no está llegando a los bancos con la fluidez necesaria. Y es mucho lo que nos estamos jugando en todos los sentidos, más para una población y comarca como la nuestra, tan vinculada a los recursos del Turismo. En esta dramática situación, el sector de la Hostelería de nuestro país carece de un horizonte planificado y sus máximos dirigentes son ninguneados -a tenor de sus palabras- por los administradores públicos. En tales circunstancias, no es de extrañar que el miedo aparezca y los temores por lo que ha de venir, compliquen más las cosas.Es momento de “remangarnos” todos y sumar esfuerzos para salir de esta situación. Pero es necesario que los políticos de este país, entiendan de una vez por todas la necesidad de remar todos los implicados en un mismo sentido, aunando de manera solidaria e inteligente, tanto nuestro esfuerzo como los recursos del Estado. Se debe propiciar una luz que se aventure al final del túnel y alejarnos de los “dimes y diretes” que están demorando las soluciones consensuadas que debieran determinarse.No es norma en nosotros emitir opiniones en este espacio que es divulgativo e informativo. Pero a raíz de las muchas conversaciones mantenidas a lo largo del día con diferentes miembros de la hostelería de la comarca, conociendo sus preocupaciones y sus inquietudes, hemos querido pronunciarnos y reclamar un trabajo unido de todos. Aunque somos conscientes que nuestra voz quedará confinada, igualmente, al pequeño entorno económico y social que nos rodea, hemos decidido emitir nuestra opinión. Ojalá tanto sacrificio como nos espera, permita rehabilitar el modo de vida de nuestra ciudadanía. ¡Fuerza, bares!